El 21 de enero de 1976, iniciaron los vuelos comerciales del Concorde




El Concorde, el primer avión supersónico que entró en servicio, transportó a miles de pasajeros a través del Atlántico al doble de la velocidad del sonido durante más de 25 años. Diseñado y construido por Aérospatiale de Francia y la British Aircraft Corporation, el elegante Concorde fue un logro tecnológico sorprendente que no pudo superar problemas económicos graves.

En 1976, Air France y British Airways inauguraron conjuntamente el servicio del Concorde a destinos de todo el mundo. Los vuelos regulares del Concorde comenzaron el 21 de enero de 1976 con las rutas Londres-Baréin, París- Río de Janeiro, a partir de 1978 que se programarían los primeros vuelos comerciales a nuestro país en la ruta París – Washington – México; luego ésta cambiaría por París – Nueva York – México. Además, el tiempo estimado del trayecto era de solo siete horas con 22 minutos.

El Congreso de los Estados Unidos había prohibido los vuelos del Concorde a aeropuertos estadounidenses, debido principalmente a las numerosas protestas ciudadanas por el exceso de ruido y el control que el Concorde ejercería sobre las rutas transoceánicas.



Con capacidad para 100 pasajeros con gran comodidad, el Concorde atendía a pasajeros de primera clase para quienes la velocidad era fundamental. Podría cruzar el Atlántico en menos de cuatro horas, la mitad del tiempo que tarda un avión de pasajeros convencional. Sin embargo, sus altos costos operativos resultaron en tarifas muy altas que limitaron el número de pasajeros que podían permitirse volar en él. Estos problemas y un mercado cada vez más reducido finalmente obligaron a reducir el servicio hasta que todos los Concorde fueron retirados en 2003.

Los vuelos comerciales del avión cesaron para siempre en 2003, en parte por los estratosféricos costos de mantenimiento; en parte por el trágico accidente en territorio francés en el 2000, cuando uno de los aeroplanos se estrelló minutos después de haber despegado causando la muerte de más de 100 personas.

Finalmente, algunos de los aviones Concorde se exhiben en varios museos del mundo. En el último vuelo de la aeronave en 2003 de Nueva York a París, el entonces presidente de Air France, Jean Cyril Spinetta declaró: “el Concorde no se detendrá nunca porque jamás se irá de la imaginación de las personas”.




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